Ciudad, educación e historia: a propósito de Medellín

Norbert Elias ha mostrado como uno de los elementos centrales de lo que el llama el proceso civilizador (y que los traductores al español han convertido en “civilizatorio”) ha sido el crecimiento de la intensidad y densidad de los procesos sociales, el paso de una sociedad en la que los hombres viven en pequeñas unidades relativamente aisladas a un mundo complejo, en el que sus acciones se vuelven dependientes de las de muchos otros hombres y se encadenan mutuamente. Este encadenamiento obliga a modificar las formas de conducta y sentimiento y hace preciso coordinar la actividad propia con las acciones de los demás, tanto en el campo de las acciones productivas como en el de las relaciones vitales con el prójimo. En este campo, un proceso central es el abandono de las reacciones emocionales espontáneas y violentas, para disciplinar, de mil maneras distintas, las pasiones y la sensibilidad, en una historia de cambio gradual y no planeado. Una larga cita de Elias nos permite recordar las ideas centrales de su concepción: 

“Las restricciones impuestas por otros desde muy variados ángulos se convierten en autorrestricciones, las actividades más animales se van colocando progresivamente tras las cortinas de la vida social comunal del hombre y cargadas de vergüenza, toda la regulación de la vida afectiva e instintiva por un autocontrol constantes se hace más estable y completa. Esto surge de la interacción humana: de la interdependencia de la gente surge un orden sui generis, un orden más fuerte y obligatorio que la voluntad y la razón de las gentes que lo componen”. 

“Desde los periodos más tempranos de la historia de occidente a hoy, las funciones sociales se han hecho mas y mas diferenciadas bajo la presión de la competencia. Mientras más diferenciadas se hacen, mayor es el número de funciones y de personas de las que depende el individuo en todas sus acciones, desde las más simples y comunes a las más complejas y raras. Mientras más personas coordinan sus conductas con las de los demás, la red de acciones tiene que organizarse en forma más estricta y precisa, para que la acción de cada individuo llene su acción social. El individuo se ve obligado a regular su conducta en forma mas y mas diferenciada, mas y mas estable, más complejo y estable se hace el control que se impone al individuo desde sus años tempranos como un automatismo, una autocompulsión que no puede resistir… 

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